Cómo prevenirla
Seguir la dieta mediterránea y hacer ejercicio físico de forma frecuente – actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 minutos a la semana, o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 minutos semanales- son las mejores herramientas con las que contamos para prevenir la diabetes tipo 2. Y es importante no esperar a ser diagnosticado con diabetes para llevar un estilo de vida saludable porque, cuando llega el diagnóstico, normalmente esa persona ya lleva al menos una década con algún tipo de alteración en el metabolismo de los azúcares.
Cómo controlarla
Si ya padecemos diabetes tipo 2, un estilo de vida saludable es igual de importante. los pacientes con diabetes no deberían fijarse únicamente en el control del azúcar, ya que el control de los niveles de colesterol es igual de importante y mejora el pronóstico si lo llegamos a controlar, al igual que no fumar y evitar el sedentarismo, ya que la actividad física que hagamos es clave. La glucosa nos habla de lo que está pasando, pero no hay que empeñarse solo en bajar esa cifra de glucemia, que hay que reducirla, sino también en bajar esa inflamación crónica, para lo que es necesario hacer ejercicio, tener el colesterol en objetivos, tener la tensión controlada, no fumar.
En cuanto a cómo se diagnostica, uno de los criterios que se utilizan es que en una analítica de sangre, la hemoglobina glicosilada sea igual o superior al 6,5%. Otro criterio es que la glucosa en sangre en ayunas sea igual o superior a 126 mg/dl, aunque en este caso hay que repetir la analítica para confirmarlo. Un tercer criterio es tener una glucemia en sangre igual o superior a 200 mg/dl pasadas dos horas de haber hecho una sobrecarga oral de glucosa. Por último, otro criterio utilizado es tener una glucemia igual o superior a 200 mg/dl en cualquier momento del día y al mismo tiempo que haya asociados síntomas sugestivos de diabetes, como tener constantemente sed, necesidad de orinar o que haya una pérdida de significativa de peso sin que ingiramos menos calorías que habitualmente.
Entre las consecuencias de la diabetes, una de las principales es que afecta a los vasos sanguíneos, lo que incrementa el riego de ictus y de infarto de miocardio, al igual que puede provocar infartos en otros órganos, añadiendo que también puede afectar al riñón, a vasos pequeños que pueden provocar úlceras o afectar los vasos de la retina y provocar ceguera.
Fármacos
Además de llevar un estilo de vida saludable, pueden ser necesarios fármacos. Hay dos grandes grupos: los iSGLT2 y los análogos GLP-1, que protegen al corazón, al riñón, a las arterias y reducen el riesgo de morir por una complicación cardiovascular. Otro beneficio es que también ayudan a adelgazar, y al quitar esa grasa visceral disminuyen la inflamación, las hormonas que segregan de forma inadecuada y el daño vascular. Son fármacos que van más allá del control del azúcar. Esto, junto que es importante cuidar el resto de factores de riesgo, se traduce en que hay mucho futuro en los pacientes de diabetes.