La insuficiencia cardiaca (IC) sigue siendo una enfermedad cardiovascular de creciente prevalencia y alta morbimortalidad en todo el mundo. La necesidad de mejorar el pronóstico y reducir el impacto socioeconómico del tratamiento de la IC es acuciante.
Además de los procedimientos terapéuticos y tratamientos farmacológicos, estos objetivos pueden alcanzarse adoptando ciertos hábitos de vida saludable encaminados a combatir de forma personalizada las causas subyacentes al recrudecimiento de la IC. Entre los factores que aceleran el agravamiento de la IC, destacan principalmente las infecciones respiratorias.
Los agentes patógenos subyacentes a las infecciones respiratorias son los virus de la gripe y las bacterias neumocócicas. Aún no se ha demostrado que haya una relación puramente causal entre la IC y la infección por el virus de la gripe o la infección neumocócica. Sin embargo, la reagudización frecuente de la IC inducida por una infección que sigue un patrón periódico estacional implica una asociación entre dichos agentes y la evolución y el avance de la IC.