Durante las épocas de clima frío, es común observar que la presión arterial tiende a elevarse, especialmente en pacientes hipertensos que previamente tenían sus cifras bajo control durante los meses más cálidos. Esto se debe a una serie de factores que influyen en el sistema cardiovascular.
Una de las razones más frecuentes es la vasoconstricción, una reducción del calibre de los pequeños vasos sanguíneos en respuesta al frío. Esta situación incrementa la resistencia vascular, lo que a su vez aumenta la presión arterial. Sin embargo, la vasoconstricción no es la única causa, ya que durante la temporada invernal, tendemos a ser menos activos físicamente. La disminución de actividad, como caminar menos o realizar menos deportes, puede afectar el control de la presión arterial, dado que el ejercicio es un factor relevante para su regulación.
Además, nuestros hábitos alimenticios suelen cambiar en invierno, consumiendo mayor cantidad de alimentos calóricos y con mayor contenido de sal. Estos cambios en la dieta pueden contribuir al aumento de la presión arterial, tanto por la naturaleza de los alimentos como por el aumento de peso que pueda asociarse.
En vista de estos factores, es de suma importancia vigilar la presión arterial durante la temporada de frío. Mantenerse activo físicamente, mantener una alimentación saludable y respetar una dieta baja en sodio (si está indicado) son prácticas fundamentales para controlar adecuadamente la presión arterial en esta época del año. Es esencial consultar con un médico para que evalúe la necesidad de ajustar la medicación, si fuese necesario, y así mantener la presión arterial bajo control y proteger la salud cardiovascular en el invierno.