COLESTEROL
Es un lípido del grupo de las grasas que forma parte de la estructura de las membranas de las células. El colesterol es fundamental para la producción de ciertas hormonas: el cortisol, la aldosterona y las hormonas sexuales (progesterona, testosterona y estrógenos). Asimismo, interviene en la producción de la vitamina D y las sales biliares.
El colesterol se desplaza por la sangre dentro de partículas denominadas “lipoproteínas”, que contienen tanto lípidos como proteínas.
El organismo cuenta con tres tipos de lipoproteínas:
- Lipoproteínas de baja densidad (LDL).
- Lipoproteínas de alta densidad (HDL).
- Lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
Las partículas LDL se conocen también como “colesterol malo”, ya que se encargan de llevar el colesterol al interior de las células y contribuyen al depósito de grasas en la pared de las arterias.
Las HDL, en cambio, recogen el colesterol de la sangre y lo transportan al hígado para su eliminación. Por eso se considera al HDL como “colesterol bueno”.
El nivel de colesterol normal en sangre se ubica entre 150 y 200 mg/dl. Cuando la concentración es mayor, se produce una “hipercolesterolemia”. Este exceso de colesterol en sangre está íntimamente ligado a la arteriosclerosis.
Al depositarse en las arterias, el “colesterol malo” forma placas o ateromas, que reducen la luz de los vasos sanguíneos y pueden obstruir el paso de la sangre. Las placas de colesterol en las arterias coronarias pueden provocar angina de pecho o infarto de miocardio.
La dislipidemia es una alteración en la concentración de las grasas que circulan por la sangre. Puede haber un incremento en los niveles de colesterol malo (LDL), un aumento de los triglicéridos o una reducción del colesterol bueno (HDL) o bien una combinación de los mismos.